22.7.08

Caminando entre acordes


Entre los guiños de la oscuridad y la tenue luz que dibuja las letras, planeo rendir culto a aquellas caminatas que parecen versionar las típicas escenas de películas. Las zapatillas marcando el paso, dejando huellas invisibles en las baldosas, los pensamientos a pura marcha en su hora más revolucionada. Minutos de orgullo, de esperanza repentina. Cada uno de ellos musicalizado por aquella canción que no hemos podido echar de nuestra cabeza, que suena entre los auriculares escondidos o simplemente se hace escuchar en el silencio de la madrugada. Dos experiencias ejemplifican este momento mágico:

Primera.
Recordé aquel día en el que aún quedaban muchas páginas que leer. Toda una noche dedicada a los pilares de la globalización, que precisaban su correcto resumen y conclusión. Párrafos repletos de información pero con ese toque autoral que ya había reconocido en los anteriores textos. Esas oraciones que llevan una corchea al margen y que algún día voy a transcribir. Sin planearlo las horas fueron pasando, la noche avanzando y la energía se quedó para no irse hasta mucho después. Sorprendentemente las 5 de la mañana me encontraron como si el reloj marcara las 7 de la tarde. Lo que se podría llamar "pura concentración en el objetivo".
Cuando al fin me sentí conforme con el escrito ya era la hora de levantarse, aunque claramente no era necesario. El sueño nunca había llegado. Entonces escuché aquella canción que encontré de casualidad y que lleva un secreto de identificado descaro entre sus líneas. La perfecta melodía para musicalizar la mañana. Como cada amanecer del 1er cuatrimestre en el que espero el colectivo entre la niebla y el frío.
Durante el viaje, las calles fueron desfilando del otro lado del cristal. Llegué a la cuadra de siempre y me sumergí nuevamente en el viento. Allí comenzó la caminata de la cual hablaba al comienzo. El perfume de la lluvia me envolvió, la vereda pareció marcarme el camino, el paisaje que ya conozco de memoria se sintió orgulloso. Entonces lo sentí. Que la vida era realmente hermosa. Luego de toda una noche sin dormir, con millones de embrollos mareando mis pensamientos y con la brisa escapándose entre la polera. La canción seguía sonando y una vez más, saludé a aquella compañera que de vez en cuando me visita, la sombra de cristal que me cuenta que nada es imposible, que hoy puede ser un día para recordar, que el tiempo es poder.

Segunda.
Parece que el orgullo siempre se mezcla con estos momentos. El segundo recuerdo tiene menos ingredientes soñadores y un toque más de realidad y planes. El mismo camino, esta vez a pie y mucho más tarde. Luego de la frase del "mate con chocolate", el final de un "ida y vuelta" y la última sentencia que se hizo esperar (junto al saco nuevo acompañando, quizás clave de una nueva sensación, aquella idea de que el mundo se ve diferente cuando aprendemos a nadar con más soltura en aguas cada vez más familiares). En este caso, las canciones realmente sonaban, no eran sólo repeticiones guardadas en la memoria. Las últimas melodías que descubrí, directo del "espacio sideral" donde "nadie podrá hacerme olvidar". Y entonces llegaron como ráfagas los recuerdos. De anécdotas, descubrimientos, amistades que sorprenden, nuevas perspectivas de la vida, el proceso que onduló 4 meses y sólo le queda volver al principio o esfumarse.
Llegué a destino: mi segundo hogar este año. Pedí el certificado de mi esfuerzo cuatrimestral y salí por la puerta, aquella que tiembla en pleno invierno. Nuevamente el mismo camino de vuelta, ya es costumbre, ya es un archivo más. Esta vez sonó la selección retro, la música que levanta la energía hasta el cielo y viaja directo desde décadas pasadas. Entonces me di cuenta que aquel era otro de los momentos que se merecían entrar por aquí.


Los acordes al caminar personalizan los momentos. Trazan lazos entre los pensamientos y los versos aislados.

Porque la 1era fue en pleno proceso. Y la 2da en el final oficial.
Porque terminaron unas pequeñas cosas. Y otras sospecho que nunca se van a escapar.

12.7.08

Cuando la fresca cotidianeidad engañó a la balanza


¿Cuántas veces hemos utilizado la conocida técnica de la balanza para encontrar el equilibrio entre tantas preocupaciones y pensamientos aislados?
Es un método perfectamente ensayado. Primero, identifico todas aquellas palabras que están sobrevolando y marcan una clara influencia. Luego estoy lista para organizarlas y atribuírles sus respectivos matices. Pinceladas doradas, naranjas, grises, blancas y violetas. En el techo color beige armo una perfecta red de pensamientos. Útil, invisible y personal.
Es entonces cuando llega el instante más difícil. Colocar los párrafos espolvoreados con sentimientos encontrados en la balanza y hallar la conclusión. Sólo que...las hipótesis más mecánicas y concretas poco funcionan con los seres humanos. Y aquella característica resulta maravillosa y desesperante a la vez.

Lo cierto es que los momentos de lluvia torrencial se llevan consigo la balanza y esconden a los resabios de positividad en lo más oscuro. Suelen restarles importancia y dejarlos olvidados.
Desde su pequeño lugar esperan, aguardan por un milagroso rescate. Y aquellos momentos llegan, quizás porque alguien cercano decide recordarnos que existen. Tal vez porque el temporal se aleja y pierde su influencia.

Es común. Cuando un aspecto se gana la etiqueta negra, contamina a sus compañeros y todo parece ir mal. Pero... ¿qué sucede cuando se produce el proceso inverso?

Puede que un gran acontecimiento sea el responsable. Aquellas situaciones que logran sacarnos la mejor sonrisa, enorgullecernos, sentir que vale la pena vivir. Los logros, los reencuentros, los abrazos, los descubrimientos.

Sin embargo, existen detalles más simples que pueden producir el mismo efecto. Quizás la intensidad no sea siempre la misma, pero lo cierto es que hoy invadieron mi humor como una ráfaga.

Comenzando con el clima más increíble, un día de invierno en el que apenas se siente el frío, el viento acaricia las mejillas y trae el perfume de las hojas, aquella sensación de tiempos pasados en los que los fines de semana solían tener colores reservados. Abrí la ventana de par en par y escuché la melodía que venía esperando desde el 19 de Noviembre del 2007, cuando todo pareció desmoronarse. Hay que tenerle fe a las nuevas etapas, al aire fresco. La emoción que me transportó años atrás, de aquella joven música envolvente que hacía saltar al corazón me anunció que hoy iba a ser inolvidable. Los acordes se repitieron y "como casi siempre" encontré nuevos matices y sonidos que me confirmaron por qué son los únicos que saben llegarme al alma.
Completamos con un antojo pasajero de budín de pan, un paquete de pastafrola que llegó a las 6, el agua que supo procesar los mil detalles, nuevos sabores regionales, una trama bien contada y un giro en el tiempo: la llegada de la lluvia y su aroma inconfundible por la noche.

Quizás hace un tiempo el 12 de Julio parecía el "día menos pensado". La última semana se ganó el carácter de esperado.
Hoy, cuando el reloj marca las 4 de la mañana del mítico 13, sé que voy a recordar estas 24 horas como el día en que la fresca cotidianeidad engañó a la balanza.

Agu Miglio.-

10.7.08

Nuevo suspiro de libertad

"Nos los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unámime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. (...) "

9 de Julio. Conmemoración de la Independencia Argentina.
Aquella acta que fue firmada en una pequeña habitación, donde se respiraba expectativa y nacionalismo. El primer paso para lo que sería el comienzo de la lucha por el consenso, teniendo el futuro en nuestras manos.
¿Qué significó para los grandes próceres perseguir la libertad, recorrer interminables distancias y dar su vida para cumplir los ideales que parecían utópicos años atrás, cuando los libros que daban cuenta de la innovadora revolución francesa se leían en secreto? ¿Qué significa para el pueblo argentino ser libre hoy?

Recordamos nuestros primeros años en contacto con los colores celeste y blanco por aquellos grandes discursos, los actos que recreaban el pasado, esporádicas tazas de chocolate caliente y churros entibiando el frío invierno, memorias personales de calles cortadas y banderas orgullosas. Aprendemos a entonar el himno con respeto, y más tarde a entender qué es lo que encierra cada verso. Incluso llegamos a enterarnos de que los escuchados sólo son una pequeña parte del extenso tejido de estrofas originales, escritas con la fuerza y "el ruido de rotas cadenas".

Y un día nos damos cuenta de que hemos crecido. Que llevamos no a cuestas, sino con orgullo la identidad de ciudadanos. Que somos los responsables de que el nombre de nuestra patria se mantenga en alto. Decidimos estudiar, trabajar, poner a prueba nuestras capacidades, incentivarlas y unirlas desde cada rincón del maravilloso territorio que ostenta el patrimonio nacional. A pesar de las dificultades, de los intereses turbios, de los golpes de la vida, existen quienes buscan vivir con dignidad y tiñen las páginas de todos los días de un positivismo muchas veces abandonado.

Somos una Nación que lleva una larga historia. Párrafos que contienen aciertos, las decisiones y descubrimientos brillantes que han ganado casilleros en el juego del progreso. Pero también hojas grises con errores eternamente repetidos.

Portadores de una mágica diversidad, frente a nuestros ojos se extienden los paisajes más imponentes, capaces de emocionar a cualquier espectador. De norte a sur, arte, sabores y costumbres que engalanan a los pueblos. Distintos quizás por nuestras raíces, ya que los cimientos de la sociedad han sido construidos sobre las esperanzas de los antepasados llegados del otro lado del Atlántico y la pequeña porción de pueblos originarios que ha logrado sobrevivir. Pero lo cierto es que aquí hemos nacido, bajo el brazo de una Nación que aunque enormemente influenciada, es única y debemos cuidar.

Cada paso ha sido muy caro. Los éxitos han costado grandes esfuerzos, y los fracasos, profundas pérdidas y llantos que aún guardamos en los bolsillos.

Hoy en día, el pueblo está golpeado. Busca el cambio en tiempos en los que las figuras del Estado y la justicia han perdido fuerza, la desigualdad social se ha acrecentado y los desafíos del mundo globalizado ponen a prueba al país cada vez más. La pluralidad se encuentra en su máxima expresión, y no sólo en los distintos sectores de la sociedad, sino también en los diversos partidos políticos, que velan por sus intereses. Una situación que no es nueva, ya que nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra historia: aquella eterna búsqueda del consenso.

Frente a un nuevo aniversario de nuestra independencia, se intenta dar un nuevo significado a aquel ideal de libertad. Tomar conciencia de que somos argentinos y como tales, debemos tener objetivos comunes, conciliar los intereses propios con los intereses de la sociedad para progresar y no estancarnos, creando discusiones interminables, reflejo de una democracia débil, incapaz de tomar decisiones.

"Ponernos de acuerdo" como nos enseñaron cuando éramos pequeños. Escuchar, exigir, dar nuestro punto de vista, discutir, racionalizar. Ser ciudadanos y tomar las riendas de nuestro país.

Tal como lo hicieron los patriotas aquel 9 de Julio de 1816.


Agu Miglio.-

______________________________________________________________

Destacados:

6.7.08

Refugio y control de pensamientos

Hoy decidí presentar este nuevo rincón personal en sociedad. Allí donde guardo los detalles de mi bitácora desde hace 4 años. Así, entrelazando palabras, surgió una nueva faceta. La otra cara de la presentación de Trazos Vainilla.

" Si tuviera que describir los distintos estados de ánimo que dejé atrás sería imposible. Negro, gris y blanco. Los períodos por los que pasamos se van resolviendo, cambiando, mezclando y para cuando queremos recordarlos, los ingredientes ya formaron un gran remolino de colores que no pueden distinguirse.

Lo cierto es que una inminente lluvia de pensamientos invadió la cotidianeidad sin descanso. Aún intento encontrarles sentido, estructurarlos y resolverlos, como si se tratara de un proceso mecanizado.

Y sigo en la lucha. A veces victoriosa. A veces presa de un incierto fracaso
.

Así nació "Trazos Vainilla", como el refugio de los pensamientos desordenados, de las ocurrencias que viajan desde lejos.

Dulzura ligera para describir el mundo. Trazar sus rasgos. Encontrar el ritmo."


Agu Miglio. -
[
Descubriendo la cotidianidad.
Reflejando
su magia en cada trazo.
El
arte color vainilla. ]