21.9.08

Cuando la burbuja dejó de ser invisible

Tengo que decir que en estas dos semanas se dieron vuelta más cartas que en el resto del año.

Estamos encerrados dentro de muchas burbujas. De vez en cuando logramos notar aquella película de jabón que nos encierra...y de repente se rompe. Entonces, la verdad se ve más clara. Los colores son otros.
Pero lo que no sabemos es que esa realidad aún puede ser más nítida. Es distinta. Debe ser distinta. Aunque quizás no estamos preparados para romper una nueva burbuja.

Así transcurrimos los días, en un estado sorprendentemente ambiguo. Frente a nuestros ojos, las capas transparentes pasan desapercibidas, pero en una dimensión compleja son capaces de mostrarnos el mundo a su antojo. Una visión quizás ingenua, quizás feliz, quizás francamente triste por su carácter falso.

Claro, los golpes del tiempo colaboran para que nos demos cuenta y al fin seamos libres. Le dan un empujoncito a nuestra maduración emocional intentando que se active. Sin embargo, muchas veces preferimos el letargo. Ignoramos los avisos hasta que ya no es posible.

Como cuando éramos chiquitos, volvíamos a casa del colegio y le contabamos a mamá lo que habíamos aprendido. Las lecciones de ciencias naturales e historia se transformaban en frases tales como: "Hoy aprendí que el mundo tan sólo es una pequeña parte, que afuera hay todo un universo desconocido", "Hoy aprendí que el tiempo pasa y la humanidad sigue cometiendo los mismos errores, en la política, en la vida" ...


Estas dos semanas, comprendí la noción de irreversible.
Estas dos semanas, confirmé que las relaciones interpersonales son más complejas y tienen más causas y consecuencias de las que imaginaba.
Estas dos semanas, aprendí a valorar lo más importante que tengo en la vida, y que debo cuidar.
Estas dos semanas, guardé en mis bolsillos palabras que desenredaron problemas difusos, situaciones ambiguas, sentimientos encontrados.
Estas dos semanas, entendí que el tiempo sí actúa, que no es sólo una creencia convencional, sino que realmente cambia, desafía.
Estas dos semanas, supe que hay muchas historias que no conozco, que las consecuencias de los años son mucho más grandes de lo que pensaba. Las cuestiones de dilatan, los días pasan y las cosas simplemente dejan de tener puntos en común. De vuelta, la idea de irreversible, de que el tiempo deja huella y no es sólo un testigo invisible.
Estas dos semanas, me di cuenta de que las cosas, muy a mi pesar, no se deben dejar para mañana. Quizás, uno de los grandes errores que todavía cometo y voy a cometer hasta que aquella burbuja explote justo frente a mi nariz.
Estas dos semanas, me asombraron las consecuencias. Las decisiones, las fechas, los horarios, los giros del destino, las luces que me acompañan hace mucho o hace muy poco tan sólo por casualidad y que fueron necesarias.
Estas dos semanas, las comparé con un año atrás y entendí.

Entendí que quizás no esté hundida en una vorágine de nieve y viajes. Quizás ahora la vida tiene muchas más opciones a elegir. Suena más peligrosa, más desafiante.
No existe un camino claro, ni decisiones marcadas.

Lo que antes era lo más importante, hoy es parte de un todo más complejo.
Mi mundo hace un año era mucho más ocupado, más lleno, más responsable y reglado, aunque más pequeño.

Y de verdad ansío, espero que ver las cosas desde otra perspectiva sea señal de una mínima pizca de madurez.
De otra burbuja que se rompió. De un paisaje más real.


Agu Miglio.-



Fuente: imagen burbuja

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